Al principio de venir a Barcelona lloré por ahí, en el metro. Alguna gente me miraba y una tía me dio un clínex. El caso es que aprendí que sí, que es jodido y todo eso, pero precisamente iba de camino a algún lado; aunque llorando, cuando ibas por la calle tenías un objetivo hacia el que te dirigías: irte a Berlín, y eso es hacer que las cosas cambien.
Al principio de venir a Barcelona lloré por ahí, en el metro. Alguna gente me miraba y una tía me dio un clínex. El caso es que aprendí que sí, que es jodido y todo eso, pero precisamente iba de camino a algún lado; aunque llorando, cuando ibas por la calle tenías un objetivo hacia el que te dirigías: irte a Berlín, y eso es hacer que las cosas cambien.
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