lunes, 12 de diciembre de 2011

Partir es morir un poco...

"Dejar atrás la familia de uno, los amigos de uno, el barrio de uno, la ciudad de uno...Decidirlo. Cargar la maleta. Cerrar las puertas de la casa de uno (si es que la tiene) para abrir otra (si es que la consigue) de la que aún no se tiene llave. Decir basta y marchar voluntariamente y/o por necesidad. Hay mil razones ahora en España: por falta de trabajo, de oportunidad, y hasta por desilusión y decepción sociopolítica.

[...]

Y uno se va. No hay estadísticas oficiales sobre ellos. Nadie sabe cuántos son ni adónde se dirigen. No se agrupan bajo el nombre oficial de emigrantes. Son, más bien, una microhistoria que se cuenta entre amigos y familiares. 'Mi hija está en Berlín´, ´Se ha marchado a Dubai´, on frases que escuchamos sin reparar en el significado exacto que comportan. Escapan a las estadísticas de la emigración porque suelen tener un nivel alto de estudios y no se corresponden con el perfil típico de lo que pensamos que es un emigrante. Quizá en las cuentas oficiales figuren como resiedentes en el extranjero, pero deberían aparecer como nuevos exiliados producto de la ceguera de nuestro país.

[...]

Primera frustración: hacerse camino en otro país, otra cultura diferente (aun en los casos de hablarse el mismo idioma), no es nada fácil. Y no es sólo sentirse un sapo de otro pozo...Si emigraste comprando ese cuento del `Todo ya´ y `en un par de años me vuelvo con los bolsillos llenos, por lo tanto ni me interesa compartir nada de esta nueva cultura´, lo vas a pasar muy mal. Si decides partir sabiendo que nada es fácil y lleva muchísimo tiempo, tanto tiempo que la mayor parte de las veces adoptas el nuevo país de por vida...,que dejarás atrás a tu familia, tus amigos, tus afectos, tu lugar, que vas a llorar más de una vez solo y quizá sin liquidez; si has analizado esto y aun así decides hacerlo, entonces estás preparado para emigrar."

Emigrantes otra vez, nº 1.837, El País Semanal, Domingo 11 de diciembre de 2011

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