viernes, 6 de julio de 2012

El día que entendí el fútbol

Yo la verdad es que siempre me había considerado aparte del pasatiempo nacional. Quizás por un poco de esnobismo pero más que nada porque no le veía la gracia. Jugarlo es una cosa pero contemplarlo (ahí con todas sus letras) pues otra muy distinta.

Más tarde además me dí cuenta de como la gente daba una importancia al fútbol y que luego no prestaban atención a otras mucho más importantes y cómo en pos del fútbol se promovian muchas cosas que para otras no.

También veo que la gente necesita evadirse, hablar de algo más que del tiempo, encauzar sus emociones en algo inofensivo, desfogarse. Pero aún así no lo entendía e intentaba mantenerme aparte sin ceder lo más mínimo.

Hasta que un día en el que llevaba ya cerca de un año fuera de casa, la selección española ganó ese partido. Da igual el qué y cómo. España ganó. Porque tal y cómo me encontraba, como en un extraño ánimo patriotico realmente me alegré. También porque sabía que a muchos españoles eso les animaría.

Me imaginaba como lo celebrarían en mi tierra, en una casa de barrio entre colegas. O en aquel reducto español en Ámsterdam. Pensaba en como los berlineses desearían ser españoles en ese momento, por tener algo que celebrar más que nada.

Y de manera meláncolica volvía del trabajo a casa por calles enchinadas de Berlín, lloviendo y en la bici, pensando en todo esto y con ganas de gritar España.

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